miércoles, 27 de diciembre de 2006

Masas

Al final, somos todos parte de la misma masa, consistente a veces, blanda y flácida otras. Somos parte de la misma masa, pero queremos destacar en algo más. Yo quiero ser un buen panqueque, tal ves tú un rico pai, pero cuando nos terminemos de consumir, o nos terminen de consumir, llegaremos a ser siempre la misma cosa, la misma masa pegajosa. Que desagradable, ¿no?

sábado, 2 de diciembre de 2006

Un Sueño

Hoy soñé, soñé que te ibas de casa, que salías temprano un día e iniciabas nuevos caminos. La gente reconocía tu imagen en cada pueblo que recorrías, tus manos eran la señal de un nuevo cambio, y formabas el pilar fundamental. Tus ideas eran radicales, y cruzabas fronteras tan rápido como lo hacían tus palabras, llegando a lugares tan remotos que jamás lograste dimensionar. Soñé que enfrentabas grandes muros, y éstos pronto se doblegaban ante ti, instaurando nuevas construcciones, construcciones más humanas, tan necesarias en nuestra sociedad. Entonces, sin titubeos, enfrentabas al enemigo y conseguías que te dieran la mano, y pronto llevabas a cabo la transformación que te haría partícipe de los libros de historia que leerían futuras generaciones. Todo eso soñé. Todo eso fuiste, pero era un sueño. En realidad, no eres nadie, no mueves los corazones que motivaste en mis sueños, no corres tras aquellas esperanzas, no reíste con tales logros como individuo, que no eran para ti, eran para una sociedad. No eres nada de eso, ni menos una pizca de ilusiones, porque estás absorbido, porque no tienes voluntad, porque no piensas ni en cosas imposibles para alcanzar siquiera lo que crees probable, y dejaste que te llevara esta corriente, te consumiera. Perdiste la chispa, y con ello también se perdió mi ilusión, la de idealizar un cambio que no llega porque tú ya no eres el de antes, porque ya no me haces soñar.