viernes, 2 de enero de 2009

Otra vez celebraciones...

El ruido era ensordecedor, las calles estaban atestadas de gente que ansiaba de forma desesperada que llegara el fin. Las luces alumbraban cada rincón que se dejaba aparecer tras la niebla urbana, sin embargo, no alumbraban sus desaparecidas ganas de seguir la rutinaria y engañadora celebración de cada año.

Sus conocidos, de sectores tan distintos de la capital, preparaban como siempre, casi con parafernalia, lo que sería el término de un nuevo año, el que solo se comportó como todo en la vida, con altos y bajos, curvas constantes de la existencia de cada hombre. Sin embargo, la gracia, o la magia, no le llegó esta vez como debió ser la conducta clásica reconocida por la sociedad, sino que, ya sea por las ocupaciones, el cansancio, los conflictos, los extraños juegos de emociones y reacciones, ésta fiesta era un día más, algo laborioso por los abrazos que tendría de dar esa noche, pero al final, un anodino festejo más.

¿Cómo es posible que este desencanto afectase? Es probable que todos nos sumerjamos, de alguna manera, en los sin sabores de la rutina, pero no es posible que permitamos que el entusiasmo por las tradiciones y las reuniones familiares se pierdan, sea cual sea la excusa superflua, ¿¿O sí??

Todo está listo, carne y ensaladas aparecen en el comedor familiar adornado especialmente para la ocasión. Las almas se sientan iniciando el ritual, el cuchillo prepara su ataque y la conversa hace silencio mientras el hambre desaparece paulatinamente. Pero todo tiene un significado especial esta noche. Las luces parecen atenuar el ambiente, como si intentara de apoco llenar esos espacios vacíos, y a la vez, calmar la ira, la furia, el cansancio, el sufrimiento de la gente que ve como una esperanza la cuenta regresiva.

¡Todos arriba! Cinco, cuatro, tres, dos uno, ¡¡¡busca un abrazo luego!!! Sea el de al lado, o alguien del sexo opuesto, o el más viejo de la sala, o tu única compañía en la mesa, el abrazo es como el símbolo de unión, de cariño y cinismo en algunas familias. Hay miles de connotaciones, que a veces son compromisos, otras, sentimientos profundos.

¿Tan mal pronostico del año nuevo hizo, una vez pasada la noche? No, claro que no, porque después de tanta exageración, y de la conocida preparación que cada familia que conocía realizó por las fiestas, se dio cuenta de lo más importante, y era que la gente que apreciaba estaba bien, que habían muchos cambios, y que también deseaba muchos cambios, que muchos proyectos se realizasen, y que el hombre que amaba siguiera teniendo la certeza de que continuaba más fuerte que nunca su amor por él este año que comienza, fuera cerca suyo, o en la lejanía.

Familia, amigos, amado, son pocas las veces en que se hace un alto para decirles cuanto los amo, y quise esta vez dejarlo plasmado, para que no lo olviden, como yo no lo hago.

¡Feliz Año Nuevo 2009!