domingo, 24 de junio de 2007

Cansancio!!

24 de junio y parece que ya se ha terminado todo. Cada tarea, cada compromiso pareciera ser un mero trámite que no sé si salga positivo. Pasa el tiempo, se agotan mis ganas, mis energías, mi paciencia, y surge nada más que los temores, las inseguridades, me vuelvo más irritable e incluso a veces siento como si ya nada pudiera hacer, como si todo estuviera escrito y solo debiera dejarme llevar por la modorra, la corriente, o el curso "natural" que todo a mi alrededor debe seguir. Me voy cansando, a la vez que me voy adecuando de mala gana a los caprichos del día a día.

¿Saldremos bien de todo esto? Espero que sí lo logremos.

domingo, 17 de junio de 2007

Un viaje más

Cada tarde salía de su morada deseando escapar de la tranquilidad del hogar. Deseaba remecer en cuanto pudiera tamaña pasividad que no dejaba serena su alma aventurera. Saltando charcos, esquivando animales que se agolpan en cada cruce de calles, denunciando propiedad en cada paso que dan. Disfruta el aire mañanero que tanto le comunicaba con esos ruidos alarmantes. Un pasaje de pago y allá iría su destino, atravesando pasarelas y haciendo locos transbordos a lugares comunes e imprecisos como los que tú y yo conocemos. Allá iba, contento, aprovechando cada segundo que su mirada conservaba espectante entre los desconocidos que copartían el viaje, pensando, quizás, en la diversidad de individualidades a la que poco les importa que pasa a centímetros de cada uno.

Y se relaja, se detiene, desciende, sube y baja escaleras, flota por confines que no se alejan de un almacén o un pequeño cine; disfruta de cada pisada, cada latido ensordecedor, misterioso; algo le espera, y lo sabe; miradas que van y vienen en la espesura de la ciudad caminante, siendo parte de ella, pero descubriéndola a cada minuto. Ya son horas, árboles, espuma, silencios, una cara bonita, bellos recuerdos, la infancia que se viene a la mente en lugares conocidos de niño. Dulzura, pequeñeces que nos regalan estas salidas y sus sorpresas.


Ya es hora, el deber se infunde de responsabilidad, regreso, retroceso a lo simple, lo común, a lo rutinario de estar viviendo. Aquí. Adiós. Te vas. Alegre sale con sus tranquilos zapatos cansados, una sonrisa furtiva, un mundo olvidado.


Hasta la próxima, dice callando, hasta que vuelva a descubrirte a ti, a mi mismo.