jueves, 31 de julio de 2008

2008, Julio 31

Jueves, comienza a llover en la madrugada y mucho frio centencia las horas de alerta. El sueño es el principal aliado de un día de actividad, sueños que no siempre se recuerdan, que no siempre se perciben en la cabeza. 6 de la mañana, afuera ni las luces anuncian como continuará el día, solo llaman al desayuno y a volver a la cama, es tan difícil despegarse de las sábanas que un par de minutos perdidos hoy puede que no hagan la diferencia, o tal vez sí, ya que ese par de minutos se van en horas que pretendía ocupar en otras cosas.



Como es de costumbre, el tiempo no favorecíó el ritmo de mi andar. Son decenas de intentos por programarse y que ésto resulte en la formación de hábitos, pero la maldita costumbre me lo impide. Pero mientras meditamos acerca de esta dificultad, no puedo evitar pensar en las cosas que pasan con los espejos ¿para qué tales instrumentos invaden nuestra cotidianeidad, para decirnos lo descuidado que estamos, el defecto en nuestro cuerpo que nadie más que uno mismo ve, o la nimiedad de estos pensamientos vanidosos? Un espejo puede hacer mucho, pero en realidad, solo refleja lo que nosotros le dejamos: arrugas, defectos, flacidez, edad avanzada, temores, vergüenzas...
Pero basta de ideas al vuelo, una buena ducha lo calma todo, renueva energías, y me prepara para iniciar el gran dia, o solo, un julio 31.
Salir de casa, ese es el mayor desafío, no falta el objeto olvidado, las llaves perdidas, o disimular el desorden antes de abandonar el hogar, los anteriores fueron minutos y minutos perdidos inevitablemente por esta mente alocada e impuntual, que a esfuerzos taquicardios logró escapar directo al paradero de micro.
Tomar micro antes era toda una hazaña, sin embargo, ahora no alcanza a ser ni un pequeño trámite, levantar los pies, estirar el brazo, escuchar un bip, girar un torniquete y ya está, metros de libertad, en vez de la no libertad del metro, libertad inversamente proporcional a la rapidez de la oruga santiaguina, otro detalle que afecta la calidad de vida de cientos de capitalinos, y modificará nuestro día tal vez más de lo que quisiera, o quizas la nada.
Paraderos, lugares, destinos, deciciones, una clase, aprendizaje, descubrimientos compartidos.
Llegó la tarde, llegó la noche, camino de regreso al hogar luego de esperar una micro, tomar el metro y volver a combinar...
Se abre el cielo y se asoman los astros, pero es cierto que pocas estrellas se ven en invierno, ¿son ellas las que se esconden o nosotros quienes no podemos verlas? ¿pasa lo mismo cuando es invierno en el resto del mundo, o es nuestro cielo el mezquino con tanta belleza astral?

Entrar a casa, volver de un dia largo, msn y un par de partidas de buscaminas. El día ha acabado.

Y ¿para que tanta palabra, si es un día común como cualquiera, sin alguna historia o mensaje subliminal?

No!! no es cualquier día, es un Jueves 31 de julio de 2008, un día como hoy, como ayer, como mañana, solo que... No lo olvidaré.